05 de mayo, 2024
Página 12 vuelve a criticar a los porteños
Tras la polémica que generaron las críticas de Fito Páez, la columnista de 678 y biógrafa oficial de Cristina Kirchner, Sandra Russo, publicó en Página 12 una columna en donde vuelve a cuestionar el voto de los porteños. "La Capital es el dique que hoy soporta y sostiene las ideas que ya sumaron muchos fracasos", escribió.
"La semana pasada, el suceso de Miguel Del Sel en Santa Fe expresó el nuevo hilo que une al campo y a la ciudad, el que lo enlaza a Mauricio Macri. El de una nueva derecha que no tiene nada de nuevo, salvo la confirmación de que hay un tipo de derecha y un tipo de electorado de derecha, en la Capital sí como primera minoría holgada, que por algún motivo necesita camuflarse en una oferta y una demanda de candidatos mediáticos, con todo lo que los grandes medios hoy implican", escribió Sandra Russo en su columna de Página 12, en una nueva polémica tras los dichos de Fito Paez. A continuación el resto del texto de la la columnista de 678 y biógrafa oficial de Cristina Kirchner:
"Del Sel y Macri cerraron sus campañas en el living de Susana Giménez, la conductora que evita hablar de política porque dice que no sabe de política, pero que opera políticamente justo desde ahí, desde su falsa ignorancia, haciendo bandera de ella, como esos candidatos, que dicen representar cierta “frescura” que emana de los recién llegados a un ruedo que pretenden manchado y pecaminoso. Que sus verdaderos aliados políticos sean precisamente los que más la mancharon es un detalle que Susana disimula perfectamente. ¿Por qué habría de saberlo si ella ignora todo, hasta que los dinosaurios se extinguieron?
La derecha no tiene misterios. Es lo único que conocimos durante décadas. Lo que hubo y lo que nos dio vergüenza. Lo que jamás enfrentó ninguna pelea con los medios, porque la derecha y los grandes medios en cualquier parte del mundo quieren lo mismo y son lo mismo.
En ese sentido, Del Sel viene a cubrir un falso vacío y es una falsa novedad en la política argentina, que ya tuvo su época de famosos al repentino servicio de lo público: su irrupción se apoya en el viejo discurso de que los que tienen plata no robarán porque nunca “han vivido de la política”, como si la política se agotara en ser puntero.
Ese discurso gira en falso como el viento nuevo que dice traer, pero siempre prende. Es un discurso macerado, añejado y engordado por sectores a los que les repele la política cuando deja de ser la que asiste a su palco. Sectores en paridad con el electorado. Sectores que se representan a sí mismos y quieren equipararse con el Estado, que representa a todos. Bajo cualquier gobierno con la cabeza en alto.
Es el mismo hilo de la derecha que unió a Macri con Biolcati en el Palco de la Rural. Un hilo que tira para atrás aunque diga lo contrario, porque dice cualquier cosa. La derecha que ahora ya mucho más desenmascarada desenrolla su hilo y une a Macri con Del Sel, con Biolcati, con Duhalde, con Venegas, con Rico, con Barrionuevo, con... ¿Cuánto falta para que Patricia Bullrich se fascine?
Han sacado partido del miedo que les da “un exceso” de kirchnerismo. Un miedo funcional, fogoneado y a coro. Muchos han votado a Macri convencidos de que las bicisendas no están mal, pero otros lo han hecho tapándose la nariz, por miedo. Buenos Aires no quiere cambiar. Buenos Aires no cambió. Buenos Aires no ha participado del cambio que ha llegado a recónditos lugares del país. La ciudad sigue hostil a los vientos que mantienen al país en cambio constante desde hace ocho años, gambeteando la crisis internacional gracias a políticas a las que tanto Macri como casi toda la oposición se opusieron.
Todo el mundo tiene derecho a ser lo que quiera, incluso conservador, pero al menos uno espera que no le hayan creído eso de que quiere “bajar el nivel de agresión” y que quiere “trabajar en conjunto y articulado” con el gobierno nacional. No les ha importado que el fin para Macri justifique los medios. No les han importado muchas cosas que no le habrían perdonado a otros. No es casual el voto conservador en una ciudad que ha sido el emblema, el ombligo, el clímax de una idiosincrasia petulante que ve en el interior el atraso que hoy expresa su propio voto.
La Capital es el dique que hoy soporta y sostiene las ideas que ya sumaron muchos fracasos. La Capital, tan orgullosa de cosas que no se explican, hoy prefiere ser la retaguardia".
"Del Sel y Macri cerraron sus campañas en el living de Susana Giménez, la conductora que evita hablar de política porque dice que no sabe de política, pero que opera políticamente justo desde ahí, desde su falsa ignorancia, haciendo bandera de ella, como esos candidatos, que dicen representar cierta “frescura” que emana de los recién llegados a un ruedo que pretenden manchado y pecaminoso. Que sus verdaderos aliados políticos sean precisamente los que más la mancharon es un detalle que Susana disimula perfectamente. ¿Por qué habría de saberlo si ella ignora todo, hasta que los dinosaurios se extinguieron?
La derecha no tiene misterios. Es lo único que conocimos durante décadas. Lo que hubo y lo que nos dio vergüenza. Lo que jamás enfrentó ninguna pelea con los medios, porque la derecha y los grandes medios en cualquier parte del mundo quieren lo mismo y son lo mismo.
En ese sentido, Del Sel viene a cubrir un falso vacío y es una falsa novedad en la política argentina, que ya tuvo su época de famosos al repentino servicio de lo público: su irrupción se apoya en el viejo discurso de que los que tienen plata no robarán porque nunca “han vivido de la política”, como si la política se agotara en ser puntero.
Ese discurso gira en falso como el viento nuevo que dice traer, pero siempre prende. Es un discurso macerado, añejado y engordado por sectores a los que les repele la política cuando deja de ser la que asiste a su palco. Sectores en paridad con el electorado. Sectores que se representan a sí mismos y quieren equipararse con el Estado, que representa a todos. Bajo cualquier gobierno con la cabeza en alto.
Es el mismo hilo de la derecha que unió a Macri con Biolcati en el Palco de la Rural. Un hilo que tira para atrás aunque diga lo contrario, porque dice cualquier cosa. La derecha que ahora ya mucho más desenmascarada desenrolla su hilo y une a Macri con Del Sel, con Biolcati, con Duhalde, con Venegas, con Rico, con Barrionuevo, con... ¿Cuánto falta para que Patricia Bullrich se fascine?
Han sacado partido del miedo que les da “un exceso” de kirchnerismo. Un miedo funcional, fogoneado y a coro. Muchos han votado a Macri convencidos de que las bicisendas no están mal, pero otros lo han hecho tapándose la nariz, por miedo. Buenos Aires no quiere cambiar. Buenos Aires no cambió. Buenos Aires no ha participado del cambio que ha llegado a recónditos lugares del país. La ciudad sigue hostil a los vientos que mantienen al país en cambio constante desde hace ocho años, gambeteando la crisis internacional gracias a políticas a las que tanto Macri como casi toda la oposición se opusieron.
Todo el mundo tiene derecho a ser lo que quiera, incluso conservador, pero al menos uno espera que no le hayan creído eso de que quiere “bajar el nivel de agresión” y que quiere “trabajar en conjunto y articulado” con el gobierno nacional. No les ha importado que el fin para Macri justifique los medios. No les han importado muchas cosas que no le habrían perdonado a otros. No es casual el voto conservador en una ciudad que ha sido el emblema, el ombligo, el clímax de una idiosincrasia petulante que ve en el interior el atraso que hoy expresa su propio voto.
La Capital es el dique que hoy soporta y sostiene las ideas que ya sumaron muchos fracasos. La Capital, tan orgullosa de cosas que no se explican, hoy prefiere ser la retaguardia".
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Alfonsín estaba acertado cuando quería trasladar la Capital a Viedma.-
para escribir las pelotudeces que escribe, siempre en potencial.
Esa hipocresía plantea un límite estructural a esa variante del "progresismo": ¿cómo ir más allá y a fondo en la pelea ideológica contra expresiones ciertamente de derecha como el macrismo, con semejantes socios?, ¿con qué arsenal político e ideológico dar esa pelea cuando se pasaron los cuatro años de gestión macrista apoyando lo más turbio en la legislatura, votando todas las leyes requeridas por el jefe de gobierno para asegurar los negocios de sus empresas contratistas?, ¿con qué cara decir, al electorado porteño, que se es algo distinto de Macri cuando los sindicatos representados en la lista del FPV (SUTECBA y UTE) transaron alevosamente la "paz social" a costa del salario de sus afiliados?
Es lo que 6-7-8 y demás expresiones de la propaganda "K" nunca, pero nunca podrán transparentar: eso sería ir más allá de los límites del kirchnerismo. Entonces, sólo les queda la puteada contra un electorado que, guste o no, es más o menos el que siempre ha sido en términos de pertenencia de clase e identidad cultural, en este caso en la Ciudad; electorado que históricamente se había expresado a través del radicalismo u otras variantes políticas tradicionales pero que, ahora, lo hacen a través del PRO. Sólo quedan la puteada y el despecho porque se carece de la capacidad de ir a fondo en un debate político ideológico en el cual el kirchnerismo se encuentra atado de pies y manos dado las alianzas que sostiene a sangre y fuego (el caso más reciente y doloroso: Jujuy).
La imagen desabrida de Filmus durante la campaña acaso exprese esa impotencia; la cosa difícilmente podría haber terminado de otra forma que como terminó, pues para confrontar en serio contra una expresión de derecha hay que ser algo que el kirchnerismo no es, mal que le pese a Sandra Russo y demás propagandistas "K".
Aprovechà y robà ahora, mediocre de dècima, que despuès vas a tener que laburar en serio. Y no tenès con què, mico mononeuronal.